EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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14. Es preciso notar que el cristianismo llegó cuando el paganismo estaba en decadencia, y se debatía contra las luces de la razón. Se practicaba aún por fórmula, pero la creencia había desaparecido; sólo el interés personal la sostenía. Pero el interés es tenaz; nunca cede a la evidencia irritándose tanto más cuanto más perentorios son los razonamientos que se le oponen y le demuestran mejor su error; sabe bien que está en él, mas esto no le conmueve, porque la verdadera fe no está en su alma; lo que más teme es la luz que abre los ojos de los ciegos; este error lo aprovecha, y por esto se aferra a él y lo defiende.


¿Sócrates no había, también, emitido una doctrina análoga, hasta cierto punto, a la de Cristo? ¿Por qué, pues, no prevaleció en aquella época en uno de los pueblos más inteligentes de la tierra? Es que el tiempo no había llegado aún; Sócrates sembró en una tierra que no estaba trabajada; el paganismo aun no se había "gastado". Cristo recibió su misión providencial en tiempo propicio. Todos los hombres de su época no estaban, ni mucho menos, a la altura de las ideas cristianas; pero había una aptitud más general en asimilárselas porque se empezaba a sentir el vacío que las creencias vulgares dejaban en el alma. Sócrates y Platón abrieron el camino y predispusieron los espíritus. (Véase en la Introdución, párrafo IV, "Sócrates y Platón, precursores de la idea cristiana y del Espiritismo").