Revista espírita — Periódico de estudios psicológicos — 1858

Allan Kardec

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Muerto en El Cairo el 4 de junio de 1857. Evocado a pedido del Sr. Jobard. Éste dice que era un Espíritu muy elevado cuando encarnado; médico homeópata; un verdadero apóstol espírita; debe estar por lo menos en Júpiter.

1. Evocación. –Resp. Estoy aquí.

2. ¿Tendríais la bondad de decirnos dónde estáis? –Resp. Estoy errante.

3. ¿Habéis muerto el 4 de junio de este año? –Resp. Del año pasado.

4. ¿Recordáis a vuestro amigo, el Sr. Jobard? –Resp. Sí, y a menudo estoy cerca de él.

5. Cuando yo le transmita esta respuesta le ha de agradar, porque siempre ha tenido por vos un gran afecto. –Resp. Lo sé; este Espíritu me es de los más simpáticos.

6. Cuando estabais encarnado, ¿qué pensabais que fuesen los gnomos? –Resp. Pensaba que eran seres que podían materializarse y tomar formas fantásticas.

7. ¿Aún lo creéis así? –Resp. Más que nunca: ahora tengo la certeza; pero gnomo es una palabra que parece tener demasiada relación con la magia; por eso prefiero decir ahora Espíritu que gnomo.

Nota – Cuando encarnado él creía en los Espíritus y en sus manifestaciones, únicamente que los designaba con el nombre de gnomos, mientras que ahora se sirve de la expresión más genérica de Espíritu.

8. ¿Todavía creéis que esos Espíritus, a los que en vida llamabais gnomos, puedan tomar formas materiales fantásticas? –Resp. Sí, pero sé que esto no se hace frecuentemente, porque hay personas que podrían volverse locas si viesen las apariencias que esos Espíritus pueden tomar.

9. ¿Qué apariencias pueden ellos tomar? –Resp. De animales, de diablos.

10. ¿Es una apariencia material tangible o puramente una apariencia como en los sueños o en las visiones? –Resp. Un poco más material que en los sueños; las apariciones que podrían asustar mucho no pueden ser tangibles; Dios no lo permite.

11. La aparición del Espíritu de Bergzabern, bajo la forma de hombre o de animal, ¿era de esta naturaleza? –Resp. Sí, de este género.

Nota – No sabemos si, cuando encarnado, él creía que los Espíritus podían tomar una forma tangible; pero es evidente que ahora quiere referirse a la forma vaporosa e impalpable de las apariciones.

12. ¿Creéis que iréis reencarnar en Júpiter? –Resp. Iré hacia un mundo que aún no se iguala a Júpiter.

13. ¿Es por vuestra propia opción que iréis a un mundo inferior a Júpiter, o es porque todavía no merecéis ir a este planeta? –Resp. Creo no merecerlo, prefiriendo cumplir una misión en un mundo menos adelantado. Sé que llegaré a la perfección, y es esto lo que me hace ser modesto.

Nota – Esta respuesta es una prueba de la superioridad de este Espíritu; está de acuerdo con lo que nos ha dicho el Padre Ambrosio: que hay más mérito en pedir una misión en un mundo inferior, que en querer avanzar demasiado rápido en un mundo superior.

14. El Sr. Jobard nos pide preguntaros si estáis satisfecho con el artículo necrológico que él ha escrito sobre vos. –Resp. Jobard me ha dado una nueva prueba de simpatía al escribir eso; se lo agradezco mucho, y deseo que la descripción –un poco exagerada– que hizo de mis virtudes y talentos pueda servir de ejemplo a aquellos que de entre vosotros siguen las huellas del progreso.

15. Ya que cuando encarnado erais homeópata, ¿qué pensáis ahora de la homeopatía? –Resp. La homeopatía es el comienzo del descubrimiento de los fluidos latentes. Muchos otros descubrimientos igualmente preciosos se harán y formarán un todo armonioso, que conducirá a vuestro globo a la perfección.

16. ¿Qué mérito atribuís a vuestro libro intitulado: Le Médecin du Peuple (El Médico del Pueblo)? –Resp. Es la piedra del obrero que he aportado a la obra.

Nota – La respuesta de este Espíritu sobre la homeopatía viene en apoyo a la idea de los fluidos latentes que ya nos ha sido dada por el Sr. Badet, Espíritu, con respecto a su imagen fotografiada. De esto ha de deducirse que hay fluidos cuyas propiedades nos son desconocidas o pasan desapercibidas porque su acción no es ostensible, pero no por eso menos real; la Humanidad se enriquece de nuevos conocimientos a medida que las circunstancias le hacen conocer sus propiedades.