EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

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7. Por la localización del cielo y del infierno, las sectas cristianas han venido a admitir para las almas sólo dos situaciones extremas: la perfecta dicha y el padecimiento absoluto. El purgatorio sólo es una posición intermedia momentánea, al salir de la cual pasan sin transición a la mansión de los bienaventurados. No podría ser de otro modo, según la creencia en la suerte definitiva de las almas después de la muerte. Si sólo hay dos mansiones, la de los elegidos y la de los réprobos, no se pueden admitir varios grados en una sin admitir la posibilidad de alcanzarlos, y por consiguiente, el progreso. Pues si hay progreso, no hay suerte definitiva y, si hay suerte definitiva, no hay progreso. Jesús resuelve el problema cuando dice: “En la mansión de mi Padre hay muchas moradas.” (5)


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(5) El Evangelio según el Espiritismo, Cáp. III.