EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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7. Teológicamente, la revelación se atiende a las cosas puramente espirituales, aquellas que el hombre no puede conocer por sí solo y no están al alcance de descubrir por medio de sus sentidos, y cuyo conocimiento le es revelado por Dios o sus semejantes, ya sea por medio de la palabra directa o de la inspiración. En ese caso, la revelación siempre se hace a hombres privilegiados, llamados profetas o mesías, es decir, enviados, misioneros, cuya misión consiste en transmitirla a los hombres. La revelación, considerada desde ese punto de vista, implica una pasividad absoluta. Se la acepta sin control, sin examen, sin discusión.